El conocimiento de la manera como nuestros espacios y mobiliarios reaccionan a los cambios de temperatura y humedad del clima general y la comprensión de las reacciones que puedan tener (o no) nuestras colecciones ante estos cambios es un área de investigación institucional que permitirá la toma de decisiones no solamente para las colecciones enteras sino para objetos en particular.
Es decir, un buen programa de monitoreo ambiental significará un control ambiental a niveles más especializados, utilizando la misma estructura de nuestros edificios y vitrinas y nuestra capacidad de crear microclimas apropiados para cada material. De esta manera reducimos no solamente nuestro uso de energía, sino que creamos condiciones individualizadas para cada pieza reduciendo el uso de recursos y maximizando la eficiencia de nuestros esfuerzos. |
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De nada sirve monitorear un espacio si es que los resultados de dicho monitoreo no apoyan en la toma de decisiones.
Ya sea para ubicar objetos de distintos materiales en ciertas áreas de los depósitos o del museo para acomodar el ambiente natural a las características de cada objeto, o para conocer el lugar más eficiente para colocar nuestros equipos de humidificación o deshumidificación, el monitoreo permite la maximización de nuestros recursos minimizando al mismo tiempo nuestra huella de carbono. |